Kokoro M, azul sobre teja
Kokoro M, azul sobre teja
Bea Aiguabella agrupa su trabajo en series; cada una de ellas se desarrolla a partir de un concepto en particular. Para la serie Kokoro, Aiguabella pretende resaltar el valor trascendental de lo cotidiano. Esta intención nace de su interés por las unidades de medición temporal de la antigua Grecia: Kronos se refiere a la secuencia cuantitativa del tiempo mientras que Kairós evalúa la calidad de este. A través de Kokoro, Aiguabella entrelaza ambos conceptos poniendo en valor la paciencia ante el proceso de repetición.
Los mood boards de Hella Jongerius para Vitra y la teoría de interacción del color de Joseph Albers han influenciado el cromatismo de su trabajo. La secuencia de formas y le elección de tonos como el teja, el cuarzo o el mostaza, emanan una serenidad que nos permite reflexionar sobre las distintas sensaciones que se producen en el sentimiento y la razón al combinar unos colores sobre otros.
En esta serie, Bea Aiguabella nos convida a adoptar una actitud contemplativa y a observar de forma reposada el juego calmado de las pequeñas cosas.
Tintas pigmentadas en muy alta resolución en papel de algodón
70 x 90 cm
Mismo tamaño que la obra original
Sin enmarcar
Serie abierta. Producción bajo demanda
Con certificado de autenticidad
Bea Aiguabella
A través de su práctica, Bea Aiguabella explora la dicotomía que existe entre lo individual y lo colectivo. Mediante la observación de la naturaleza, Aiguabella realiza un extenso ejercicio de repetición para investigar el binomio mencionado anteriormente. Utiliza principalmente óleo en barra sobre lienzos, textiles o papel de algodón para crear composiciones que nos invitan a observar lo que, a priori, parece una repetición de elementos idénticos, pero es en realidad una agrupación de elementos únicos. Es en este espacio liminal entre la repetición y la unicidad donde existe la posibilidad de reflexionar sobre cuántos elementos individuales se necesitan para crear un colectivo visual como los que presenta Bea Aiguabella.
Su formación como arquitecta permea en su práctica artística; en sus composiciones se puede percibir una sensibilidad por la geometría y la simetría. Además, la tradición minimalista ocupa un lugar estructural en su imaginario visual.